jueves, 28 de junio de 2012

MIL PROMESAS, MIL FALACIAS

Según vemos en la corriente de lo político, hay muchos entes que dedican tiempo y esfuerzo (inútiles por otra parte) a persuadir al populacho con falsas promesas, que nunca ven la luz de un nuevo día. 


Cuando se presenta época de elecciones, ese tiempo en que el ciudadano/a ejerce su derecho democrático sobre quién quiere que gobierne, los políticos, bien que títeres, a veces, entorpecen la genialidad del ciudadano, aunque ya está dormido de ideas empíricas, que ve en unas elecciones la libre capacidad de decidir a escala nacional, imponiendo sus ideas sobre las de otros, bien que afines a la suya o no. 


Más vale tarde que nunca cuando nos referimos a compromisos escritos y por los cuales la gente te ha escogido como perfecto ciudadano al mando del país que riges, y cumples los mismos porque cuando un político da a conocer su programa en las elecciones, bien que esquivado, debe cumplir casi por completo su programa electoral, y en caso de no hacerlo, ese gobierno debiera ser expulsado del poder por haber mentido a su sociedad, la cual le votó y, creyendo que sería el mejor, se ve la sombra burlesca del gobernante mentiroso que no ha cumplido lo que prometió otrora. 


Y terminando aquí, me quisiera acercar a la clase política en general para urgirle a cumplir aquello que cumple e incumple cuando roza por poco la silla forrada de cuero que le pertenece por legitimidad de forma. 





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