martes, 3 de julio de 2012

PODER CORROMPIDO, PUEBLO AGREDIDO

En ocasiones, bien que varias, la clase política, como todos los humanos, se ve tentada hacia lo gormando, hacia lo suculento del vocablo DINERO, ya que por regla general, y aun nuestras ideas políticas y férreos valores, somos animales, y como tal, tenemos nuestras debilidades o... ¿A caso cuando a un león le presentan una bandeja de plata fina con un cordero recién sacrificado, éste no lo acepta para poder hacer honor de su sabor suculento? Pues al ser humano, que de alimentos tiene un rato, aunque algo desequilibrado, le pasa algo parecido, puesto que el tacto del dinero con ese aroma a poder frito al chilindrón, penetra por las fosas nasales, estimulando la producción de CORRUPTELINA en sangre, bien que pasa a las manos, desde la glándula CORRUPTOIDES.


Volviendo al meollo de la cuestión, cuando un político ya ha aceptado dinero de otra persona, ya sea política o un simple empresario usurpador cobarde, hace de su pueblo un pueblo engañado que no merece lo hecho por su representante sin gloria, sin honor, puesto que un político que ha engañado a su pueblo usurpando el dinero, bien que castigado y obligado, no debería seguir en el poder. Aunque no haya leyes que ello lo regulen, sí debería haber una comisión ciudadana e imparcial, sin que sus ideas políticas afectaran al veredicto, que sentenciara algunas normas de convivencia porque si la cosa continuara así, de libre albedrío, robando a bocajarro, el pueblo quedaría saturado, y no habría sino revueltas y guerras intempestivas que dejarían al país sumido en una grave crisis económica, social, moral, ética y política. Sin embargo, bien que no todas las ocasiones posibles, este país saldría reforzado con una gran concienciación de unidad y verdad, pero claro está que esto sería demasiado bonito para un país. 


En todo caso, un político nunca debería hurgar en la mano que le da de comer, no se fuera a asustar, y claro está, como muchos se aferran al poder cuán clavo ardiente, que ese poder nunca se vería truncado, por ello, yo urjo a todos los que quieren ser políticos honrados, bien que escasos, a hacer un examen de conciencia, que no religioso, para ver de qué pasta están hechos.